Una vez que cerré puertas y ventanas, largué los mastines al jardín y me tomé un buen te de tilo, algo más calmado, me puse a pensar un poco y me pregunté ¿pasará lo mismo con los teléfonos, las películas, los trenes o los refrigeradores? ¿Habrá un incremento sustancial en el uso de esos artefactos por parte de extremistas, terroristas y todo tipo de istas?

Suena raro pero ¿cuál es la diferencia entre un refrigerador e internet?

Es que, de un tiempo a esta parte, para muchos medios, internet se está transformando en el centro del universo y todas las culpas y todos los problemas de este mundo tienen su origen y su fin allí. Cada día aparece una nueva lacra, desde abusos hasta upskirting.

Lo cierto es que el peligro existe EN TODOS LADOS, al cruzar la calle, en la escuela, en la plaza y a menos que nos encerremos bajo cuatro llaves, habrá que lidiar con él o ceder a la tentación fácil:

Toda la culpa es de ················· (llene la línea de puntos con su preferencia)

El informe no miente. Es verdad que una búsqueda rápida en sitios como Facebook dará como resultado cosas asombrosas. Basta poner odio a seguido de cualquier palabra y nos encontraremos con cientos. Todas las nacionalidades, todos los nombres, todas las religiones, gays, hippies, negros, blancos. Hasta hay muchos que simplemente dice odiar todo. Es verdad que la mayoría sólo raya la estupidez adolescente porque no existe otra razón válida para tener un sitio que se llame Odio a los mosquitos salvo que se trate de algún experimento surrealista.

Sin embargo, otros (demasiados) están llenos de odio real e incluso, lo justifican con cosas como “el odio es una emocion natural“. Tienen razón, claro que también hay muchos otros procesos naturales que evitamos publicitar, por lo menos, después de cumplir uno o dos años y abandonar los pañales.

No cabe la menor duda que la basura inunda la red, pero la basura inunda el mundo y son pocas las voces que se escuchan para decirlo. El New Saxon existe en la web porque existe en la vida real ¿Qué se puede esperar de una sociedad que hace apenas 30 años segregaba a blancos y negros? ¿Que esté llenos de carmelitas descalzas repartiendo flores democráticas en cuanto pozo petrolero encuentren? ¿Qué sociedad está libre de eso? ¿Acaso no vivimimos en un mundo donde el homo-sapiens se ha transformado en un homo-rabiosus?

La rabia está en todas partes y si la miramos así, desde lejos, como se mira un insecto con un microscopio, no podremos hacernos cargo de ella. En lugar de tanto artículo periodístico demonizando esto o aquello, lo mejor que podrían hacer los medios es olvidarse de internet y ponerse a pensar ¿qué pasa? ¿de dónde sale tanto odio? La conclusión será sencilla: la generamos nosotros todos los días, la alimentamos como se alimenta al dragón que terminará devorándonos.

El hambre, la guerra, las desigualdades, la intolerancia, el petroleo, la injusticia, la miseria, las fronteras, las ambiciones, el poder, la ignorancia. La increible necedad de condenar a millones a la marginación y luego pretender que se comporten y tengan buenos modales.

¡Qué sencillo resulta entender el mundo cuando basta gritar: ¡Cuide a sus hijos de los peligros de internet!

No, mi viejo, no: ¡Cuide a sus hijos. PUNTO!

O tal vez mejor … intentemos contruirles un mundo un poquitito mejor que este …